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SOBRE MÍ

¡Cuánto cuesta hablar de uno mismo! Pero allá voy.

Mi maternidad, en 2014, cambió mucho mi vida y fue el primer impulso que me llevó a querer conocerme más, a ser mi mejor versión y a investigar sobre crianza y educación porque sentía que debía y podía hacerlo diferente, mi hijo se lo merecía. Encontré mucha información muy valiosa sobre crianza respetuosa y consciente que me permitió romper creencias y patrones, pero no fue suficiente. 

En 2019 sentía que algo falta en mi vida, no sabía quién era, qué quería realmente, cuáles eran mis sueños..., era un mar de dudas y no me sentía plena, sentía que la vida tenía que ser algo más, que había algo para mí esperándome ahí fuera.

Busqué respuestas en el desarrollo personal, pero nada me daba lo que yo necesitaba.

Por aquel entonces llevaba trabajando varios años en un centro sociosanitario como Responsable de Calidad y me encontraba muy a gusto, me sentía muy bien aportando mi granito de arena para que los servicios prestados fueran mejorando en calidad.

Conforme pasaban los años en este trabajo, crecía en mí el sentimiento de que las personas mayores que viven en residencias o acuden a centros de día pierden su voz y se convierten en espectadores de su vida en lugar de continuar siendo los protagonistas; de que solo nos estábamos enfocando en su cuerpo, en sus dolencias y enfermedades, olvidándonos por completo de todo lo demás.

Y en 2020 llegó la pandemia y todos sabéis cómo afectó a este sector y a nuestros mayores.

Esos meses trabajando desde casa, porque tenía que cuidar de mi hijo, fueron tremendamente duros aún en la distancia.

Además de mis preguntas en relación a mi existencia, crecía en mi, desde lo más profundo de mi Alma, el sentimiento de que era necesario un cambio, que había que devolverles la voz y el protagonismo de su vida; que había de hacerlo diferente. Pero tampoco tenía las respuestas en ese momento.

Traté de alcanzar este cambio desde dentro durante varios meses, pero no lo conseguí, por lo menos no de la forma que yo consideraba que ellos necesitaban, y eso me generó sufrimiento. Mi Alma estaba sufriendo.

Después de buscar respuestas e intentar promover una evolución en los cuidados a personas mayores, llegaron en el verano de 2021 gracias a una maestra que me hizo recordar y sentir que lo que falta en mi vida era Alma, y que lo que faltaba en los cuidados a los mayores era lo mismo, Alma. 

Y lo sentí claro, Cuidados con Alma.

Ahí comenzó mi camino de evolución espiritual que me ha llevado a conocer, a sentir, a escuchar a mi Alma.

Cuando dejé a un lado mi mente analítica y científica y me permití escuchar lo que sentía, descubrí que mi Alma me estaba gritando que la escuchara; y al empezar a hacerlo, encontré todas las respuestas.

Escuchar a mi Alma, seguir el camino que ella me indica, aunque no siempre sea el más amable, me ha llevado a darme cuenta de que falta Alma en nuestra vida, en nuestras relaciones familiares, personales, profesionales, falta Alma en las empresas, en las instituciones, en el desempeño de nuestras profesiones.

Deseo que, en todas las formas en las que nos relacionamos los seres humanos, esté presente y se de la importancia que merece el Cuidado del Alma.

Deseo que Cuidar el Alma y Cuidar con Alma forma parte de la idiosincrasia de las relaciones personales, familiares, profesionales, institucionales... en definitiva, que sea algo innato a nosotros.

Te invito a acompañarme en el camino del Alma y nunca olvides que cuidar tu Alma importa.

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